Capitulo 10
Cultivos de cobertura y
utilización de Mulch
Se le llama cultivo de
cobertura a la técnica de sembrar plantas herbáceas perennes o anuales en
cultivos puros o mezclados para cubrir el suelo durante todo o parte del año.
Las plantas pueden incorporarse al suelo por medio de la labranza, como en el cultivo
de cobertura por estaciones, o pueden conservarse por una o varias temporadas. Cuando
las plantas se incorporan al suelo mediante la labranza, la materia orgánica que
se adiciona al suelo se llama abono verde.
Beneficios del cultivo de cobertura en huertos
Son cultivos de cobertura
las leguminosas, los cereales o las mezclas que se plantan específicamente para
proteger el suelo contra la erosión; mejorar su estructura; aumentar su
fertilidad y controlar plagas, que incluyen malezas, insectos y agentes patógenos.
La Figura 10.1
muestra algunos de los principales beneficios del cultivo de cobertura. Estos
no se cultivan para cosechar sino para llenar los vacíos, sean de tiempo o
espacio, de suelo desnudo que dejan las siembras comerciales.
La mayoría de los cultivos
de cobertura crecen durante las estaciones frías en los climas templados, y
durante las estaciones secas, en los climas tropicales.
En las latitudes nórdicas se
plantan durante el otoño, centeno (Secale cereale L), trébol (Trifolium
spp) o arveja (Vicia spp) para brindar una protección invernal. También
la alfalfa (Medicago sativa) se deja en el predio durante los meses de invierno.
En los climas tropicales las leguminosas, como la Pueraria,
Stylosanthes y Centrosema, y los pastos como la Brachiaria, Melinis
y Panicum se cultivan en la estación lluviosa corta y se dejan en el
predio durante toda la estación seca (Lal et al. 1991).
Los posibles beneficios del
cultivo de cobertura en huertos y viñedos incluyen (Finch y Sharp 1976, Haynes
1980):
1. Mejoramiento de la
estructura del suelo y de la infiltración del agua mediante la adición de
materia orgánica y las raíces aumentando además, la aireación del suelo y el porcentaje
de agregados estables del agua. La necesidad de labranza y el movimiento de
maquinarias disminuyen, reduciendo, por lo tanto, la compactación del suelo y
el pie de arado. La cubierta vegetal soporta mejor la maquinaria durante los períodos
húmedos. El cultivo de cobertura intercepta las gotas de lluvia, reduciendo su
fuerza y evitando la formación de costras en el suelo.
2. Prevención de la erosión
del suelo al distribuir y disminuir el movimiento del agua en la superficie,
reduciendo el escurrimiento y manteniendo la tierra en su lugar mediante
sistemas radiculares.
3. Aumenta la fertilidad
del suelo al incorporar material orgánico de fácil descomposición y al hacer
más aprovechables los nutrientes del suelo mediante la fijación de nitrógeno.
4. Control del polvo al
mantener la tierra en su lugar a través de los sistemas radiculares.
5. Ayuda en el control de
plagas insectiles al refugiar a insectos depredadores y parásitos benéficos.
6. Modificación del
microclima y la temperatura, al reducir la refracción de los rayos del sol y el
calor, aumentando la humedad en el verano.
7. Reduce al máximo la
competencia entre el cultivo principal y las malezas dañinas.
8. Reduce la temperatura
del suelo.
En Europa, Boller (1992)
considera que el establecer en forma temporal o permanente el cultivo de
cobertura, sería clave en el manejo de la transformación de viñedos de
monocultivo en agroecosistemas de una creciente diversidad y estabilidad ecológica.
El cultivo de cobertura
actúa como un gran «tornamesa» ecológico el cual activa los procesos y
componentes claves del agroecosistema del viñedo: el complejo de fauna
benéfica, biología del suelo y ciclo del nitrógeno (Figura 10.2).
Efectos sobre la fertilidad del suelo
El valor del cultivo de
cobertura para mantener la fertilidad del suelo en los huertos depende de la
producción razonable de toneladas de materia orgánica. La Vicia atropurpurea
puede producir 20 toneladas de abono vegetal por acre, mientras que otras
leguminosas producen entre 12 a
13 ton. por acre. La Vicia
atropurpurea y el trébol dulce pueden producir anualmente ganancias netas
de nitrógeno por encima de las 150 libras por acre.
Cuatro sistemas de manejo
de cobertura diferentes se probaron lentamente en plantaciones de árboles de
cauchos (Hevea) en Malasia, en una mezcla de leguminosas trepadoras (Calopogonium
muconoides, Centrosema pubescens y Pueraria phseoloides), en pastos
(principalmente Axonopus compressus con Paspalum conjugatum) con
una semilla pura de Mikania cordata y un sistema que se regeneró naturalmente
representando el proceso normal de colonización sobre la tierra limpia.
De los cuatro sistemas, las
leguminosas son las que tienen la tasa promedio de crecimiento más rápida y
generalmente contienen una mayor cantidad de nutrientes en comparación con las
otras siembras ensayadas. La mayor cantidad de nutrientes devueltos al suelo
por una cobertura de leguminosas se reflejó al encontrar mayores niveles de
éstos nutrientes en las hojas de los árboles de caucho (Hevea). Si a lo anterior
le agregamos un suelo rico en propiedades físicas tendremos un aumento en la
tasa de crecimiento del árbol de caucho. La fijación de nitrógeno en las
plantaciones de caucho asociado con leguminosas, alcanzó un promedio de 150 kilogramos anuales
por hectárea, durante un período de cinco años. Los promedios máximos de fijación
de nitrógeno fueron alrededor de 200 kilógramos por hectárea al año.
Estos efectos se pueden
explicar mediante dos hipótesis. En primer lugar, que las leguminosas reciclan
nutrientes en o cerca de la superficie del suelo, hasta que éstos pueden ser
usados eficientemente por el Hevea, y en segundo lugar que las leguminosas
mediante procesos aún no muy comprendidos producen una mayor proliferación de
las raíces de el Hevea, facilitando la captación de nutrientes (Broughton
1977).
Las plantas que son útiles
bajo algunas condiciones, pueden ser una desventaja bajo otras. Los cultivos de
cobertura usados en huertos y viñedos pueden competir por nutrientes y agua con
los árboles y las vides, pudiendo proliferar ciertas malezas reduciendo
substancialmente la biomasa del cultivo de cobertura. En áreas donde no resulta
práctico cultivar leguminosas, puede ser recomendable reemplazarlas por mostaza,
malva y nabos. Estas plantas contienen altos porcentajes de nitrógeno y son de
rápida descomposición si se cortan antes que maduren.
La mostaza crece
rápidamente y puede ahogar otras malezas indeseables. El cultivo de cobertura
también puede interferir en la cosecha de frutas y nueces.
Efectos sobre poblaciones insectiles
Los investigadores
soviéticos descubrieron que la efectividad del parásito, Aphytis proclia,
para controlar la Escama
de San José en los Huertos, mejoró como resultado de haber sembrado un cultivo de
cobertura de Phacelia tanacetifolia. Tres siembras sucesivas del cultivo
de cobertura Phacelia aumentaron el parasitismo de la escama desde un 5
% en huertos cultivados limpiamente hasta un 75% donde las plantas melíferas
productoras se sembraron y florecieron completamente.
En el norte de California,
la manipulación de la vegetación que cubría el suelo en un huerto con manzanos
y viñedos tuvo un impacto considerable en la abundancia de artrópodos que viven
en el suelo y en el follaje. Por lo general, los sistemas con cultivo de
cobertura se caracterizaron por una baja densidad de insectos fitófagos, por un
daño menor en la fruta provocado por los insectos de los árboles, por
poblaciones mayores y más especies de enemigos naturales, y una mayor
depredación de presas artificiales. Los cultivos de cobertura que permanecieron
florecidos durante toda la estación, que produjeron más biomasa y sustentaron
una mayor cantidad de presas alternativas, parecieron contener el mayor
complejo de depredadores y parásitos.
El escarabajo «Hippodamia
convergens» es, en California, el depredador más importante del pulgón de
los nogales (Chromaphis juglandicola) en la estación temprana. Este
escarabajo se desplaza desde las montañas, donde iverna, hacia los huertos de
nogales (Juglans spp.) en Febrero y a comienzos de Marzo, cuando los
árboles no tienen hojas y por lo tanto no hay pulgones. Sin embargo, se
encuentran algunos pulgones en la cobertura del terreno, bajo los árboles,
sirviendo como fuente de alimento temporal para los depredadores los cuales si
no fuera así tendrían que irse o morir de hambre. La cobertura del suelo se
debe podar o picar a fines de Abril o a principios de Mayo para forzar a los
escarabajos hacia los nogales. Si se poda en forma muy temprana, de todos
modos, los escarabajos emigrarán antes que los pulgones del nogal hagan su
aparición; y si se poda muy tardíamente, la gran cantidad de escarabajos
exterminarán la población de pulgones, en los árboles, sin que pongan sus huevos
obteniendo como resultado, más tarde, menos escarabajos. Por lo tanto, el
momento de la poda de la cobertura vegetal del suelo es crítica para mantener una
amplia población de escarabajos y poder ejercer un control suficiente sobre los
pulgones (Sluss 1967).
En los viñedos del Valle
Central de California, las diferencias poblacionales del saltahojas Erytroneura
variabilis en predios con y sin cobertura fueron claramente diferentes en
las tres generaciones, pero las razones que habían tras éstas diferencias no
eran tan claras. Algunos informes recogidos en el área sugieren que los
cultivos de cobertura con malezas, a comienzos de la media estación, pueden
tener una población de Erythroneura variabilis más pequeña. Un aumento
generalizado de depredadores, especialmente arañas, puede ayudar a reducir las
poblaciones de langostas en predios con maleza como cobertura (Settle et al.
1986). En la misma zona al dejar como cobertura pasto Johnson o Sudan, resultó
ser una práctica cultural modificatoria en viñedos, ya que el cambio del
hábitat aumentó la actividad de los depredadores contra los ácaros fitófagos
como el ácaro Eotetranychus Willamette (M•Gregor). Cuando se permitó que
creciera pasto Johnson (Sorghum halepense) en los viñedos, se
incrementaron los alternativos ácaros presa, con lo cual se mantuvo al ácaro
depredador «Metaseiulus occidentalis», el cual a su vez redujo al ácaro
del Pacífico Tetranychus pacificus (M•Gregor) a densidades por debajo
del nivel de daño económico (Flaherty 1969).
También en el Valle San
Joaquín, la aparición del gusano adulto de las naranjas (Amyeolis
transitella) fue mayor en los huertos de almendras que tenian tratamientos residuales
de herbicidas, que en aquellos con cobertura vegetal. Estos resultados demuestran
que pocos gusanos de las naranjas sobreviven al invierno en el suelo cuando los
cultivos de cobertura están presentes. Las diferencias pueden ser aún mayores
donde los nogales con cultivos de cobertura están sometidos constantemente a
una poda regular a cominezos de la primavera. Los nogales con tratamientos herbicidas
residuales, que no necesitan poda, no tienen problemas.
Pareciera que la
manipulación de los cultivos de cobertura puede afectar directamente a las
colonias de plagas insectiles que diferencian entre árboles con y sin protección
en el suelo, y que también pueden ayudar a mantener poblaciones de enemigos
naturales, que habitan en el suelo y en el follaje, entregándoles alimentos y hábitat
alternativos.
El diseño adecuado de una
mezcla de cultivo de cobertura/huerto puede aumentar el control biológico de
plagas específicas existentes en huertos y viñedos (Altieri y Schmidt 1985).
Tipos de manejo de cultivos de cobertura
Las desventajas de los
sistemas de cultivo de cobertura se pueden reducir o eliminar con manejos y
prácticas agrícolas cuidadosas. Las limitaciones son pequeñas comparadas con
las alternativas. Los sistemas de manejo de cultivo de cobertura más comunes
son (Finch y Sharp 1976):
Sistemas sin Labranza. En un
sistema de manejo sin labranza el cultivo de cobertura se siega en el suelo, en
vez de que se cultive con escarificador de discos. La carencia de labranza
disminuye la compactación del suelo, la erosión y mejora la infiltración de agua.
Un sistema sin labranza se puede utilizar en un huerto preexistente o en uno
nuevo. Un huerto preexistente debe prepararse adecuadamente apenas se termine
la cosecha.
Resulta de especial
importancia realizar un buen trabajo de nivelación y mejoramiento, puesto que
el suelo no volverá a ser trabajado. Para la siembra los inicial de los cultivos
de cobertura. La Tabla
10.1 entrega la cantidad recomendada de semillas por acre y métodos de siembra
para las diferentes especies de California.
Sistema de siegas frecuentes. En este
sistema el cultivo de cobertura se siega de 4 a 7 veces a comienzos de la primavera. Este
sistema se usa con sistemas de riego con rociadores, acequias, surcos o por
goteo. La siega frecuente elimina el uso de muchas plantas de raíces profundas,
plantas forrajeras anuales o perennes. Con este tipo de manejo se cultivan
mejor las plantas de crecimiento lento, las forrajeras anuales o las perennes.
Sistemas sin siegas
frecuentes. En este sistema, el
cultivo de cobertura no se siega con frecuencia, por lo general esto se realiza
a principios de la primavera como protección contra las heladas y a fines de
ella, como control de residuos. Permite utilizar plantas de raíces profundas,
forrajeras anuales o perennes. Si se usan las forrajeras anuales se debe segar
oportunamente en la primavera para permitir la maduración de las semillas
asegurando el cultivo del siguiente año. Con un manejo adecuado y cuidadoso el
peligro de las heladas o la acumulación de residuos se puede reducir al mínimo.
Sistemas con
labranza. En un sistema con
labranza, se rastrea el cultivo de cobertura en el suelo después que las
semillas han madurado. El momento óptimo para la labranza de diversas especies
se presenta en la Tabla
10.1.
Cultivo de cobertura
sembrado anualmente durante el otoño. En este sistema el cultivo de cobertura que se siembra en el otoño se
rastrea en el suelo a principios de la primavera, se sigue con un barbecho
estival hasta el otoño o bien un crecimiento anual de verano voluntario. Se
utiliza una labranza temprana para tumbar el cultivo de abono verde y reducir
los peligros de una helada. Este sistema se puede usar en la mayoría de los
huertos y viñedos con cualquier tipo de riego. La labranza frecuente es una desventaja
ya que sólo se pueden usar plantas anuales de corta temporada y el suelo queda
expuesto gran parte del año.
Cultivo de cobertura
anual con replantación invernal. En
este sistema, las replantaciones invernales anuales se rastrean a fines de la
primavera seguido por un período de barbecho desde el verano hasta el otoño o
de crecimiento de voluntarias anuales de verano, las que se siegan y luego se
rastrean en el otoño. El cultivo de cobertura se puede podar hasta fines de
primavera con el fin de controlar la altura de la vegetación. El segado debe
hacerse oportunamente para permitir a las replantaciones anuales que produzcan
un cultivo de semilla madura antes de rastrearlos. Muchos plantas anuales y de
raíces profundas resultan ideales para este sistema.
Sin cobertura
invernal. En este sistema se
elimina la cobertura invernal mediante labranza o control químico. Esto es
seguido por el crecimiento de voluntarias anuales de verano , anuales sembradas
en el verano o anuales de verano replantadas. La cobertura veraniega se utiliza
desde la mitad de la primavera hasta las heladas. Este sistema resulta efectivo
si se riega con acequias, surcos o rociadores. Se usa con mayor frecuencia en los
viñedos de uvas de mesa y tiene un uso probable con los cítricos.
En algunas áreas de cultivo
de cítricos, particularmente en Florida, los cultivos de cobertura resultan
útiles durante el verano, puesto que esta es la estación de mayores precipitaciones.
En otras áreas, como California, las mayores precipitaciones se producen en
invierno, única estación en que resultaría práctico sembrar cultivos de
cobertura. En las áreas de California con mayor riego, el abastecimiento de
agua resulta insuficiente para sembrar un cultivo de cobertura durante el
verano y también para brindar a los árboles las condiciones de humedad
adecuadas. Un cultivo de cobertura de 10 ton/ acre puede necesitar 12 pulgadas o más de
agua/ acre.
Eliminación del
cultivo de cobertura. Para que un cultivo de cobertura resulte beneficioso,
este debe descomponerse en el huerto o en el viñedo. Para ayudar a la descomposición,
el material se debe incorporar con tierra húmeda. Por lo tanto, se recomienda
incorporar el cultivo de cobertura más profundamente que aquel que resultante
de la labranza superficial de verano. Sin embargo, se debe ser cuidadoso, asegurándose
que al arar y rastrear con discos no se haga tan profundamente como para cortar
las raíces de los árboles. Todas las escarificadoras de discos que se usan en
los huertos deberían estar equipadas con rodillos para evitar una penetración
muy profunda. A veces resulta conveniente cortar un extenso cultivo de
cobertura con una rastra o escarificadora de discos antes de incorporar el
cultivo al suelo. Este procedimiento hace más fácil el arado y rastreo final,
disminuyendo la pérdida de agua por transpiración, lo que es beneficioso si el
suelo se sigue secando más rápido antes de que sea posible introducir el
cultivo de cobertura.
Plantas para cultivo
de cobertura. Una buena planta
para cultivo de cobertura mantiene o mejora las condiciones del suelo al mismo
tiempo que satisface las necesidades de manejo, y requerimientos de suelo de un
huerto o viñedo en particular. La gran variedad de sistemas de manejo en
huertos y viñedo crea demanda por diversos cultivos de cobertura. Los pastos
tienen sistemas de raíces fibrosas, lo que resulta particularmente útil para
formar la estructura del suelo, brindar control contra la erosión y mejorar la
penetración del agua. Las leguminosas no resultan tan eficaces como los pastos
para mejorar la penetración del agua, pero sí contribuyen con nitrógeno para el
suelo y sus residuos se descomponen con mayor rapidez. Las plantas útiles como
los cultivos de cobertura, pueden clasificarse como leguminosas y pastos de
crecimiento invernal con siembras anuales, leguminosas y pastos anuales con replantación
invernal, anuales de verano, leguminosas y pastos perennes y otras plantas de
cultivo de cobertura.
Mulches vivos
La utilización de cultivos
de cobertura de leguminosas en sistemas de cultivos anuales y en rotaciones,
ofrece un gran potencial para la producción sustentable del cultivo y
autosuficiencia para obtener nutrientes del suelo. Por lo general, se le llama
mulch vivo a los cultivos de cobertura de leguminosas asociadas con cultivos
anuales. La mayoría de las investigaciones sobre estos sistemas se han
realizado con trigo, soya y cultivos de hortalizas en forma de entresiembra de
leguminosas, rotación de la cubierta del suelo y entresiembra de la cubierta
del suelo (Miller y Bell 1982).
Las especies de leguminosas
usadas comúnmente como Mulch vivo incluyen el trébol blanco, la arveja hairy y
el trébol rosado. Las características de crecimiento de las leguminosas que
generalmente se utilizan como mulch vivo se presentan en la Tabla 10.2. Con excepción de
la alfalfa, la mayoría de las especies de leguminosas son anuales o bianuales.
Las zonas de adaptaciones varían desde climas semi-templados para la arveja
vellosa y el trébol crimson a templados para la alfalfa, la arveja de invierno
y el trébol dulce. La producción de materia seca varía desde 2,3 toneladas por
hectárea de trébol dulce a 10 toneladas por hectárea de alfalfa y veza.
Basándose en el contenido
de nitrógeno de los tejidos y la producción de materia seca, estas leguminosas
fijan desde 76 a
367 kilogramos
de nitrógeno por hectárea. Esta cantidad es suficiente para satisfacer los
requerimientos agronómicos de nitrógeno necesarios para los cultivos de
hortalizas (Palada et al. 1983).
La mayoría de los cultivos
de cobertura no toleran el suelo árido o seco pero sí toleran la sombra y el
tráfico en el predio, características ideales para los cultivos intercalados.
La resistencia a las fuertes
heladas de invierno es importante si las leguminosas se van a sembrar para fijar nitrógeno al suelo. La
sobrevivencia invernal y el reflorecimiento primaveral parecen estar de acuerdo
con las especies seleccionadas.
Sistemas con cultivos de cobertura de leguminosas
Los cultivos de cobertura
de leguminosas pueden incorporarse en sistemas de cultivo anuales mediante la
siembra intercalada (entresiembra), rotaciones de leguminosas basadas en la
cubierta del suelo, cultivo en hileras intercaladas o sistemas de Munch vivo en
hortalizas (Palada et al. 1983).
Siembra intercalada de leguminosas
Durante muchas décadas la
siembra intercalada de cultivos de cobertura de leguminosas dentro de cultivos
de granos pequeños ha sido una práctica agrícola estandarizada, durante la
primavera. Esta práctica constituye una forma eficiente y de bajo costo para
establecer la rotación. Los agricultores del Medio Oeste de EE.UU. siembran
intercaladamente cultivos de cobertura de leguminosas cuando siembran trigo,
soya o cultivos hortícolas o antes de la cosecha para mantener la fertilidad del
suelo.
En 1980, los investigadores
del Rodale Research Center observaron los efectos que tuvieron las especies de
leguminosas en la siembra intercalada sobre las producciones de soya y maíz
(Palada et al. 1983). Las leguminosas sembradas intercaladamente durante su
primer ciclo de desarrollo tuvieron una mejor germinación y una mayor
emergencia de plántulas, que aquellas sembradas intercaladamente en un ciclo
posterior. La siembra intercalada, realizada en el primer ciclo brinda también
una cobertura para el suelo, considerablemente mejor que la segunda. Estos resultados
sugieren que durante un verano seco, la entresiembra temprana brinda una excelente
cubierta otoñal e invernal para el suelo. Los cultivos de cobertura con leguminosas
no reducen el rendimiento de grano del maíz y la soya (Tabla 10.3).
También se redujo
considerablemente la aparición de malezas en ambos cultivos.
Los niveles bajos tienen
una influencia mayor sobre la sobrevivencia y la persistencia de cultivos de
cobertura de leguminosas bajo hileras de doceles de cultivos. A medida que el
docel de soya comienza a cerrarse, la luminosidad bajo el docel disminuye, impidiendo
el crecimiento de la cubierta del suelo. Con un docel desarrollado, la cubierta
del suelo desaparece porque la penetración de la luz bajo la soya es baja. Los
investigadores del Rodale Research Center están tratando de identificar
especies que fijen nitrógeno y controlen la erosión durante el otoño, el
invierno y al inicio de la primavera. Este cultivo de cobertura de leguminosas
podría ararse al comienzo de la primavera antes de plantar otro cultivo de
verano o podría mantenerse como una rotación de cubierta del suelo hasta el año
siguiente. Las especies de leguminosas que
parecen ser realmente una alternativa son los tréboles rojo o blanco, chícharo austríaco
de invierno, y arveja vellosa.
Rotaciones con cultivos de cobertura basados en
leguminosas
Las leguminosas en
rotaciones o como abono verde son de gran utilidad para controlar la erosión
del suelo y mantener su materia orgánica. Un cultivo típico de rotación de 3 a 6 años comúnmente usado por
los agricultores orgánicos del medio oeste y del noreste de EE.UU incluyen la
alfalfa o el trébol, el maíz, la soya y los granos pequeños, aumentando los
años de inclusión de alfalfa o trébol en los suelos con laderas más
pronunciadas.
Las leguminosas bien
inoculadas entregan nitrógeno en abundancia para el siguiente cultivo de
gramíneas. Por ejemplo, un primer año de alfalfa, que produzca de 7 a 11 toneladas por hectárea,
cubrirá especialmente las necesidades de nitrógeno del siguiente cultivo de maíz
con una producción igual o mayor que la del maíz fertilizando continuamente con
150 a 200 kg. de nitrógeno por
hectárea. Una prueba de fertilidad de nitrógeno con maíz, realizada durante
1979/80 en el Rodale Research Center no mostró respuesta significativa frente a
la adición de nitrógeno fertilizado en predios que se manejaron orgánicamente,
y que se rotaron con cultivos de cobertura de leguminosas durante más de 5
años. Las mezclas leguminosas/pastos y tréboles, en donde predominan las
leguminosas, resultan tan eficaces para fijar nitrógeno como los cultivos de
alfalfa puros que produce la misma cantidad de forraje. Sin embargo, la alfalfa
rinde generalmente más que el forraje (Palada et al. 1983).
Cultivo intercalado de franjas con cobertura de
suelo
En los cultivos en franjas,
éstos crecen simultáneamente en diferentes franjas, tan anchas como para
permitir una labranza independiente, pero lo suficientemente angostas como para
que 2 o más cultivos diferentes interactúen agronómicamente. Los componentes
pueden ser una combinación de cultivos por hileras, o una mezcla de cultivos
por hileras y leguminosas, o pastos. Desde el punto de vista del nitrógeno del
suelo, resulta más conveniente utilizar una cubierta de leguminosas. En predios
con laderas y declives, se debe limitar el cultivo intercalado en franjas a una
producción de cultivos en hileras. Estos sistemas reducen la erosión
considerablemente, al reducir el flujo de las corrientes que bajan por las
laderas. Durante 1978, los científicos del Rodale Research Center estudiaron
los sistemas de cultivo intercalado en franjas de trébol rojo, trébol blanco
con maíz y soya. El maíz se plantó en franjas labradas de un metro, a razón de
40.000 plantas por hectárea en hileras dobles. La soya se sembró en franjas
labradas de un metro, a razón de 250.000 plantas por hectárea. Las parcelas de
muestreo consistían de hileras únicas, plantadas en suelos completamente
labrados y sin cubierta de suelo entre las hileras. Los resultados mostraron que
el cultivo intercalado en franjas redujo la producción de maíz en un 17 % y
hasta en un 34 %, aunque no afectó la producción de soya. El maíz que se sembró
intercalado con trébol blanco corto tuvo un rendimiento levemente más alto que
el intercalado con trébol rosado medium. Los científicos llegaron a la
conclusión que la elección de las especies de cobertura dependerá del uso que
se le de a las leguminosas, aparte de su uso como cultivo de cobertura. Por lo
general, el trébol rojo entrega más biomasa que el trébol blanco, por lo tanto
resultaría apropiado para los agricultores que lo utilizan para obtener
forraje, ensilaje o mulch verde (Palada et al. 1983).
En otro estudio sobre el
efecto del ancho de la labranza en el maíz, los científicos encontraron que se
obtuvo el mayor rendimiento (7.2 toneladas por hectárea) en terrenos de
monocultivos con hileras individuales. La utilización de franjas labradas de 0,75 a 1,5 metros produjo
rendimientos mayores que con otros anchos de labranza. La disminución en la
producción de estos terrenos fue de sólo un 8% y un 6%, en comparación con el
20% y hasta el 50% de las otras técnicas. Los científicos de Rodale llegaron a
la conclusión que el monocultivo de maíz produjo un total de materia seca mayor
que cualquiera de las combinaciones, debido a su superioridad en el
rendimiento. Aunque el sistema de cultivo intercalado produjo menos materia seca
total, la ventaja global es la cosecha de dos cultivos alimentarios y además la
reducción de la erosión del suelo, el aumento de materia orgánica y nitrógeno.
Por medio de la
manipulación del ancho de labranza, la productividad total del sistema se puede
ajustar para satisfacer las necesidades de granos y forraje del predio. Además,
el ancho de labranza se puede ajustar para adecuarlo a la maquinaria de que se disponga
sin que el suelo y el rendimiento del cultivo sufran efectos negativos.
Sistema de Mulch vivo
Para los horticultores un
sistema de mulch vivo puede ser una forma económica de reducir la erosión del
suelo, aumentar la materia orgánica y mantener los rendimientos compatibles con
los sistemas convencionales. En 1978, los científicos del Rodale Research Center
cultivaron hortalizas con una cubierta de pastos y trébol preexistentes. Los
sistemas estaban compuestos de una cubierta de trébol rojo, una cubierta de pasto
azul y de franjas completamente labradas. Se prepararon franjas de siembra de un
metro y medio de ancho, a una distancia de dos metros, utilizando un rotovitor.
La mitad de cada sistema recibió 15
cm. de un picado verde de alfalfa, mientras la otra mitad
se cubrió con una capa de polietileno negro. El mulch no se tocó durante una semana.
En las franjas con mulch se plantaron tomates y maíz dulce. En los terrenos completamente
labrados, la mitad de las hileras entre las franjas de la plantación se sembraron
con trébol blanco y la otra mitad se mantuvo cultivada durante toda la época de
crecimiento. Esto se llevó a cabo para determinar si la labranza para controlar
malezas tenía algún efecto sobre el cultivo principal.
Las datos mostraron que los
tomates cultivados en un suelo cubierto con una combinación de métodos de
labranza y mulch produjeron más frutos que aquellos del típico predio limpio de
otros cultivos. El rendimiento de los tomates con alfalfa fue un 17% superior
que bajo la capa plástica de mulch en las franjas de cobertura con pastos y
trébol, pero no en los predios sin cobertura. Las plantas cultivadas bajo el mulch
de plástico negro se marchitaron y perdieron sus flores. Estos factores pueden haber
contribuido a bajar los rendimientos bajo el mulch plástico.
El efecto del mulch en el
maíz dulce fue todo lo contrario al de los tomates. Las diferencias más
drásticas se presentaron entre los tratamientos de mulch y no entre los
sistemas de cultivos. Se cosecharon más mazorcas bajo la alfalfa que bajo el mulch
plástico. El maíz cultivado bajo el mulch plástico liberó el polen alrededor de
2 a 4 días
antes de madurar, de manera que hubo muy poca polinización y el rendimiento disminuyó.
La labranza en las franjas
de plantación del maíz y los tomates al parecer no afectó el rendimiento. Sin
embargo, la labranza entre las hileras del predio sin otros cultivos disminuyó
los rendimientos en comparación con las franjas sembradas con trébol blanco.
Este estudio sugiere que el maíz dulce y los tomates se pueden adaptar a los
sistemas de mulch vivos, siempre que la cubierta de suelo vivo se asiente
mediante un mulch en la franja de plantación y que la humedad del suelo sea
continua y suficiente. La competencia con la cobertura viva no fue un problema
en la medida que ésta se manejó adecuadamente.
Los efectos de los Mulch vivos sobre las poblaciones
insectiles
Aunque aún se tiene poco
conocimiento sobre las ventajas entomológicas de los sistemas de mulch vivos,
los trabajos experimentales sugieren que muchos de estos sistemas han
incorporado varias ventajas en el control biológico. La mayoría de los científicos
se han basado en los cultivos de Brassica. Por ejemplo, Dempster y
Coaker (1974) descubrieron que manteniendo una cubierta de trébol ayudaba a la
disminución de tres insectos plagas (Brevicoryne brassicae, Pieris rapae y
Erioschia brassicae) En el caso del P. rapae, su disminución se
atribuyó al aumento en cantidad del escarabajo del suelo depredador, Harpalus
rufipes, en los terrenos sembrados con cobertura. Se observaron aumentos
similares al plantar trébol entre hileras de coles, lo que significó un aumento
del 34% en la depredación de los huevos de la mosca de los tallos de la col, Delia
brassicae (Cromartie 1981).
En el estado de Nueva York,
se realizó un experimento utilizando la col con una siembra intercalada de
varios mulch vivos y un monocultivo en suelo descubierto (Andow et al. 1986).
Los mulch vivos consistieron de pastos tales como bentgrass, red fescue,
Kentucky bluegrass y dos tipos de trébol blanco. Las poblaciones de Phyllotreta
cruciferae y Brevicoryne brassicae fueron menores en las coles
cultivadas con algún mulch vivo que en las coles de los monocultivos en suelo
descubierto.
Las larvas de primera
generación de Pieris rapae fueron más comunes en las coles con mulch
vivos de trébol, sin embargo, en la segunda generación los huevos y las larvas
fueron menos comunes en las coles con mulch vivos de trébol. Estas diferencias en
la densidad de población fueron determinadas probablemente por variaciones en
las tasas de colonización de herbívoros y no por variaciones en la mortalidad
de estos últimos. Los autores sugieren que si se utilizan mulch vivos, se deben
eliminar los tratamientos químicos contra la Phyllotreta, al inicio
de la estación. Sin embargo, esta ganancia potencial puede compensarse a través
de una disminución del rendimiento debido a la competencia entre las coles y
los mulch vivos.
Altieri, Wilson y Schmidt
(1985) realizaron pruebas en dos lugares de California, probaron los efectos
del trasfondo vegetal, en forma de mulches vivos y cubiertas de maleza natural
sobre la dinámica poblacional de los artrópodos del suelo y del follaje, en
sistemas de cultivo de coliflor, tomates y maíz. En Davis (sitio de Central Valley)
los herbívoros (particularmente áfidos y ligueides) fueron más abundantes en
los terrenos con malezas que en los terrenos con cobertura de mulch de trébol, mientras
que en estos últimos fueron más comunes los saltahojas. Se observó una mayor
cantidad de enemigos naturales en los terrenos con trébol. Se capturó una cantidad
mayor de depredadores del suelo (Carabidae, Staphylinidae, Arachnidae) en las
trampas ubicadas en los terrenos con maleza y trébol que en los labrados desmalezados.
En Albany (área costera) las densidades de herbívoros especializados (áfidos de
las coles y pulguillas Phyllotretas) se redujeron significativamente en los terrenos
con cobertura de mulch vivo. No está claro si esta disminución se debió a la diversidad
de plantas, a efecto de la densidad, a los efectos de enemigos naturales o a la
baja calidad de las plantas en los terrenos con mulch y malezas; siendo así que
el crecimiento de los cultivos y el rendimiento se redujo drásticamente en los
terrenos de ambas localidades. En Inglaterra, la sobresiembra de cereales con
especies de pastos (i.e. ryegrass) aumentó la actividad de los abundantes
enemigos naturales, inlcuyendo a los depredadores polífagos. Esta técnica
parece ser uno de los medios más efectivos para aumentar el parasitismo del
áfido mediante Aphidius spp. (Burn
1987). Un efecto parecido se presentó en Alemania, donde el parasitismo
del Metopolophium dirhodum por dos parasitoides fue mayor en el trigo
pulgón con sobresiembra de trébol que en monocultivos de trigo (El Titi 1986).
Se garantizan trabajos agronómicos posteriores para minimizar los efectos
competitivos de coberturas de leguminosas en los cultivos, de manera que las
ventajas entomológicas se puedan usar de una forma práctica.
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